Consecuencias de la violencia doméstica

La violencia doméstica afecta de manera diferente a la persona afectada, dependiendo de los factores de protección y riesgo en que se encuentre. El grado en que la violencia doméstica tiene consecuencias socioeconómicas y para la salud, así como efectos intergeneracionales, depende de muchas condiciones (por ejemplo del género, de la fecha de la primera experiencia violenta, etc.). La investigación sobre el Trauma muestra cada vez más que el apoyo social y la inclusión interpersonal (frente al aislamiento) de las personas afectadas, son factores importantes que influyen en el procesamiento de experiencias dolorosas. Del mismo modo, la posibilidad de comunicar lo vivido y el reconocimiento como víctimas de violencia por parte del entorno y de la sociedad cercanos, son puntos centrales.  También tienen un efecto en el contexto de violencia doméstica, como un impacto significativo en la gravedad de las consecuencias.

Los efectos de la violencia doméstica en la salud, a menudo no se perciben ni se relacionan con la violencia. Incluso aún, si la violencia deja de existir, muchos afectados continúan sufriendo las consecuencias durante mucho tiempo. Esto implica a menudo dificultad en las relaciones personales, familiares, sociales, educativas, profesionales u otros ámbitos importantes de la vida.

Diversas consecuancias de la violencia doméstica

Consecuencias físicas

Las consecuencias a corto plazo para la salud tras la violencia física y sexual incluyen tanto las lesiones externas como internas. En algunos casos, las consecuencias por lesiones físicas permanecen de por vida. Una consecuencia relevante de la violencia, se manifiesta como dolor crónico. Además, se ha demostrado que la violencia doméstica y sexual está relacionada con las siguientes enfermedades crónicas: trastornos gastrointestinales, cardiovasculares, asma y trastornos de la alimentación. Los trastornos psicosomáticos, como el dolor crónico, las náuseas, los problemas cardiacos y los trastornos del sueño, se desencadenan por los niveles de excitación prolongados por la ansiedad y estrés. La violencia física y sexual tienen como consecuencia molestias ginecológicas tales como trastornos del ciclo menstrual, hemorragias, dolores abdominales inexplicables e infecciones de transmisión sexual. También se han establecido vínculos con cánceres como el cáncer cervical y los precursores del cáncer. Especialmente graves son los efectos sobre el embarazo y el parto: embarazos no deseados, complicaciones en el embarazo, aumento del riesgo de aborto involuntario,  parto prematuro y aumento del riesgo de depresión posparto. . En el peor de los casos, el acto de violencia puede conducir a la Muerte. El riesgo de homicidio es especialmente alto en el momento de la separación.

Consecuencias psicológicas

La pérdida de la sensación de poder decidir sobre la propia vida y el propio cuerpo, es una concecuencia grave de la violencia experimentada. El tratro despectivo por parte del agresor, afecta la autoestima y la confianza en sí mismo y puede conducir a la pérdida total de la autoestima. Las personas afectadas, se sienten avergonzadas y culpables, inútiles o estigmatizadas. Los estudios internacionales muestran que el riesgo de sufrir depresión, así como el de comenter suicidio es tres veces mayor. Los efectos en la salud por violencia psicológica son tan relevantes como aquellos causados por violencia física. El riesgo de desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT) es de aproximadamente 2,5  a 3 veces mayor.  Tras la repetida y prolongada exposición a la violencia, también se produce la forma de trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT). Otras consecuencias psicológicas son: depresión, ansiedad y ataques de pánico, trastornos del sueño, trastornos de la alimentación y problemas de concentración. Como parte de una estrategia de sobrevivencia, peligrosa para la salud, se presenta un mayor consumo de alcohol, medicamentos y drogas y un consumo significativamente mayor de tabaco.  Los compotamientos autolesivos también puede ocurrir como consecuencia de la violencia doméstica. Son especialmente graves las afectaciones a la confianza y a la autoestima causadas por el abandono y violencia doméstica o sexual en la primera infancia.  Los trastornos del desarrollo o del apego que surgen de esto, a menudo afectan a lo largo de la vida, de tal forma que la violencia de pareja en la edad adulta viene a ser una retraumatización y a menudo ocurre temprano Experiencias dolorosas que tienen un efecto diferente en la psique y el cuerpo Violencia experimentada por primera vez en la edad adulta. A menudo llegan de forma temprana experiencias dolorosas que en la psique y en el cuerpo, tienen un efecto diferente a la violencia experimentada por primera vez en la edad adulta.

 

Consecuencias sociales

El comportamiento dirigido al control de la pareja, provoca que las mujeres* afectadas  por la violencia se alejen de familiares cercanos, amigos*, colegas*, vecinos*, etc. La pérdida de contactos de apoyo las aísla e impide el intercambio sobre la experiencia de la situación doméstica. Las consecuencias sociales de una separación o divorcio después de una situación de violencia doméstica, que implíca el abandono del entorno habitual y las relaciones asociadas, también afectan a las mujeres*.

Consecuencias económicas

Las consecuencias económicas y materiales pueden ser tanto a corto como a largo plazo y a menudo se entrelazan: Por ejemplo, si las personas experimentan violencia doméstica en edades tempranas, pueden surgir dificultades de concentración que a su vez repercuten en el rendimiento escolar y en las oportunidades laborales. De la misma forma, cuando las mujeres* viven violencia en la edad adulta, pueden ser más vulnerables y sufrir una disminución en el rendimiento laboral, bajas frecuentes  por enfermedad con un alto índice de ausentismo y la pérdida del empleo. Las tensiones físicas y psicológicas pueden ser tan graves que puede apenas haber un cierto poder adquisitivo o ninguno. En caso de separación y divorcio – en particular, cuando hay niños afectados –  se renuncia tanto a la parte de la propiedad conjunta o incluso de la propia y a pagos de mantenimiento o  de compensación, por temor a nuevos ataques.  Debido a esto,  el riesgo de quedarse sin vivienda o de caer en una situación de pobreza aumenta significativamente para las mujeres* afectadas por la violencia.

Consecuencias para los niños y consecuencias intergeneracionales

La violencia doméstica actúa también en las siguientes generaciones. Los niños, como testigos de la violencia doméstica, aprenden patrones de comportamiento y de género. Con frecuencia se sienten corresponsables de los enfrentamientos violentos en la familia, pero también culpables, indefensos, abandonados o enojados. Al intentar intervenir para proteger a la madre, pueden ser víctimas de violencia directa. Cuando los niños viven la violencia dentro de la familia como algo normal, aumenta el riesgo de que más tarde sean ellos mismos víctimas de violencia o bien, que sean ellos quienes la ejerzan. De esta forma, el reconocimiento y la eliminación de la violencia intergeneracional es cada vez más difícil.

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